El día de tu santo ha
pasado y todo ha sido tan extraño y doloroso que por lo menos a mi me ha hecho retroceder
en el tiempo y revivir a lo largo del día infinitas veces tu santo del pasado
año cuando pude darte dos besos de corazón y felicitarte, pero lo que más
recordaba eran tus palabras de agradecimiento y como siempre tu característica sonrisa
y ese brillo en los ojos tan tuyo.
Y lo que más me duele no
es depositar mis besos y mis felicidades en el cementerio junto a tu foto, lo
que más me duele es que lo del pasado año y los años anteriores no se volverá a
repetir que no voy a volver a sentir tu cara, ni volveré a oír gracias cariño.
Sé que todos te tuvimos
en la mente y el corazón en cada instante, pero sé que una personita te recordó
con especial cariño y nostalgia aquel día, pero confío en ti y sé que estará
bien porque si alguien lo conoce de verdad eres tú y sabrás hacerle llegar todo
lo que necesite siempre.
En estos días en los que
vuelve el mal tiempo, tengo miedo, tengo miedo a no poder afrontar la realidad
sin ti, tengo miedo a que el recuerdo y el echarte tanto de menos se coman al
presente y no pueda disfrutar de las cosas bonitas que la vida me sigue
ofreciendo pero me tranquilizo al mirar
al cielo y saber que en alguna de las estrellas más brillantes del cielo estás
tú y por ello sé que todo irá bien.
Confío más en ti que
nunca porque sé que solo tú podrás solucionar los problemas y las
preocupaciones que en la actualidad hay por aquí y más si provienen de las
personas que más quieren y que serás justa con todo dándole a cada uno lo que
se merece.
Gracias por estar siempre
a mi lado princesa, aquí estaré para ti por siempre.
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